Las promesas de Trump de revitalizar la industria estadounidense mediante aranceles son un engaño. El capitalismo global no lo permite sin reducir salarios drásticamente. La solución no está en el proteccionismo, sino en un sistema socialista controlado por los trabajadores, enfocado en las necesidades sociales y no en el lucro capitalista.

Miles de jubilados de la AEE enfrentan el despojo de sus pensiones mientras privatizadoras como Luma y Genera saquean los recursos públicos. La clase trabajadora debemos organizarnos y luchar para detener este ataque a nuestros derechos y dignidad.

El fallo del Tribunal de Boston a favor de los bonistas de la AEE evidencia el saqueo sistemático al pueblo trabajador. La Junta de Control Fiscal, LUMA y Wall Street imponen tarifas eléctricas inhumanas mientras destruyen vidas y empleos. Este ataque debe enfrentarse con la organización independiente de la clase obrera.

El triunfo de Trump expone la desesperación de una clase obrera atrapada en promesas vacías del bipartidismo burgués. Mientras republicanos y demócratas perpetúan la explotación capitalista, los trabajadores y trabajadoras necesitan organización política independiente para tomar el control de su destino y romper con este sistema opresor.

El alcalde de Arecibo, Carlos “Tito” Ramírez, lanza un discurso que ignora la crisis económica y pretende imponer la maternidad a las mujeres en Puerto Rico. Sus declaraciones reflejan una visión conservadora que amenaza el derecho a decidir y busca controlar los cuerpos de las trabajadoras. Frente a esta postura regresiva, la clase obrera debe defender su libertad y autonomía.

La UTIER llama a la clase trabajadora a organizarse políticamente y romper con el ciclo electoral que beneficia solo a los capitalistas. Su mensaje: construir una democracia auténtica que responda a los intereses de los trabajadores, lejos del control de la burguesía y los partidos al servicio del capital.

Las protestas en La Fortaleza exponen el descontento de la juventud puertorriqueña ante un sistema electoral que los excluye. Enfrentando la represión del bipartidismo, los jóvenes exigen una verdadera democracia y mejores oportunidades. Se plantea la posibilidad de transformar el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) desde la base obrera, en busca de un cambio social que represente a la clase trabajadora.

El fin de las elecciones reafirma que sin una organización política independiente, la clase trabajadora seguirá bajo el control de un bipartidismo burgués que mantiene el sistema colonial y capitalista. Este es el momento de construir una alianza auténtica desde nuestras bases, una que exponga las injusticias del sistema y luche por un cambio real.

Las elecciones en Puerto Rico exponen el colapso del bipartidismo PNP-PPD y el despertar de una clase trabajadora que desafía el control colonial. Frente a la complicidad del gobierno federal y sus aliados, la conciencia de clase avanza, impulsando una lucha que va más allá de las urnas.

La campaña electoral en Puerto Rico finaliza, revelando un sistema manipulado por el PNP y PPD, que deja a la clase trabajadora atrapada entre promesas vacías y explotación. La misma lucha se extiende a EE.UU., donde la democracia se vacía de significado para beneficiar a una élite. Solo la organización independiente de los trabajadores permitirá un cambio real y la defensa de sus intereses.

En Puerto Rico, empresas como LUMA y Genera lucran con fondos públicos y tarifas, mientras la Junta y los bancos de Wall Street perpetúan el ciclo de deuda, saqueando los salarios de la clase trabajadora. La única salida es que la clase trabajadora controle y gestione sus propios recursos para el bienestar colectivo, no para el capital.

Argentina muestra la fuerza de una clase trabajadora que enfrenta con dignidad a sus opresores y al capitalismo más brutal. En Puerto Rico, la clase trabajadora tiene en esta lucha un reflejo claro: solo mediante una clase obrera organizada y libre de los partidos capitalistas podrán asegurar un futuro donde el poder no pertenezca a la burguesía.