La crisis energética en Puerto Rico es el resultado de la intervención colonial de EE.UU. y el poder capitalista. El Congreso finge preocuparse por nuestra situación mientras empresas como Luma Energy y Genera nos explotan. Detrás de su discurso sobre energías renovables, se esconde una lucha de capitalistas por controlar el mercado energético de la isla. Los políticos locales, como Jennifer González y Nydia Velázquez, con sus dobles discursos, han facilitado este saqueo.

Ni Juan Dalmau ni el PIP son socialistas. La historia del PIP refleja su enfoque nacionalista, no socialista, en la lucha por la independencia de Puerto Rico. Es clave analizar nuestra historia política sin las distorsiones de los partidos tradicionales, que solo perpetúan la confusión en la clase trabajadora.

En medio de la creciente erosión democrática, cinco congresistas de EE.UU., incluyendo a Raúl Grijalva y Alexandria Ocasio-Cortez, exigen la supervisión electoral en Puerto Rico. ¿Es legítima su intervención? Este análisis revela la hipocresía detrás de su postura, en un contexto donde el Colegio Electoral y la influencia del capital han corrompido el sistema electoral estadounidense. ¿Es esta la democracia que se quiere imponer en la isla?

El bipartidismo en Puerto Rico, sostenido por el PNP y PPD, se mantiene a través de un fraude electoral masivo. Una investigación del CPI reveló que miles de personas fallecidas figuran como votantes, manipulando elecciones y perpetuando el poder de estos partidos. Este esquema no solo socava la democracia, sino también el desarrollo económico, mientras surgen alternativas como la alianza PIP-MVC para desafiar el sistema.

Los estibadores de la Costa Este y el Golfo de EEUU, del sindicato ILA, amenazan con una huelga si no se acuerda un nuevo contrato antes del 30 de septiembre. Rechazan una oferta salarial insuficiente, lo que podría paralizar puertos clave y agravar la crisis en la cadena de suministro. Este conflicto refleja la creciente precarización laboral y la lucha de clases en medio de una crisis capitalista.

El programa Patria Nueva del PIP , prometido como una alternativa, plantea riesgos para los derechos laborales al proponer desvincularse de leyes federales clave. Si bien la independencia es el objetivo, esta no debe lograrse a costa de la clase trabajadora. Los derechos conquistados deben protegerse y expandirse, no sacrificarse por la competitividad capitalista. La clase trabajadora debe protagonizar el proceso, exigiendo un programa que garantice justicia social y salarios dignos.

El 20 de septiembre, tras el paso del huracán María, Puerto Rico despertó a la cruda realidad de su pobreza estructural y la ineptitud del gobierno colonial. Mientras el Estado colapsaba, el pueblo se organizó espontáneamente, demostrando su capacidad para autogobernarse. Este espíritu de resistencia culminó en el Verano del 2019 con la renuncia de Rosselló. Hoy, esa lucha sigue siendo un recordatorio de que solo con organización comunitaria y comités de trabajadores es posible un cambio político real.

Jennifer González, candidata del PNP a la gobernación, está involucrada en un escándalo tras facilitar permisos para un proyecto turístico en Punta La Bandera, Luquillo, que amenaza un área ecológica protegida. Documentos revelan su intervención a favor del empresario Alfonso Valdés, pese a la oposición de agencias locales. Este caso expone el vínculo entre políticos y capitalistas, priorizando el lucro sobre el medio ambiente y el bienestar del pueblo.

El reciente incendio en La Porte, Houston, Texas, expuso nuevamente la falta de planificación social y los desastres ambientales. La explosión de un oleoducto en una zona residencial obligó a evacuar a miles de personas, poniendo en riesgo vecindarios y escuelas. Las comunidades obreras, mayoritariamente latinas y afroamericanas, son las más afectadas, viviendo bajo la constante amenaza de accidentes industriales. Este incidente subraya la desigualdad en la aplicación de leyes ambientales y la necesidad de una mayor protección para las comunidades vulnerables.

El intento de asesinato a Donald Trump refleja la desesperación en EE.UU., donde el bipartidismo ha sumido al país en un vacío político y caos. Tanto Kamala Harris como Trump manipulan a la clase trabajadora con discursos divisivos, mientras ideologías imperialistas como las que motivaron el ataque en Florida se propagan. Esta crisis es una señal de la descomposición del capitalismo y la decadencia de la democracia burguesa.

El reciente debate entre Kamala Harris y Donald Trump vuelve a evidenciar las limitaciones del bipartidismo en EE.UU. Más que un intercambio de ideas, fue un espectáculo vacío, marcado por ataques personales y populismo. Ninguno de los candidatos presentó propuestas que respondan a las verdaderas necesidades de la clase trabajadora, que sigue siendo la gran perdedora en un sistema que prioriza los intereses de las élites políticas y económicas. Para romper este ciclo, es esencial que la clase trabajadora se organice de manera independiente y luche por un cambio estructural.

Héctor Alejo Rodríguez, miembro del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y con más de 15 años de experiencia política, analiza las desviaciones ideológicas del gobierno bolivariano y reafirma el papel central de la clase trabajadora en la construcción del socialismo. Su participación activa en la política venezolana, y la presión que ha enfrentado del propio gobierno, le permite ofrecer un análisis riguroso que desmonta las falsas narrativas.