Los muertos tienen vivo al bipartidismo en Puerto Rico

Por Bianca Morales

¡Es hora de romper las cadenas del bipartidismo corrupto! Exorcicemos los fantasmas del fraude y elevemos nuestra lucha hacia una verdadera democracia obrera, al servicio de las mayorías trabajadoras. ¡El poder debe estar en manos del pueblo!

El bipartidismo en Puerto Rico, representado por el PNP y el PPD, está en un estado de colapso evidente, sostenido únicamente por los hilos frágiles de un esquema fraudulento que lleva años perfeccionándose. Lo que debería haber muerto hace tiempo ha sido mantenido con vida a través de una maquinaria de fraude electoral que utiliza el sufragio de personas fallecidas, personas mayores y ciudadanos que ya no residen en la isla.

El Centro de Periodismo Investigativo (CPI) ha expuesto la magnitud del engaño: miles de personas que no existen o que fallecieron hace años aparecen como votantes en las elecciones, dando vida a una democracia que se ha convertido en una farsa. Los partidos tradicionales han orquestado un sistema que revive los votos de los muertos para mantenerse en el poder, como un cadáver político que se niega a ser enterrado.

Las cifras son escalofriantes. Según la investigación del CPI, entre 2015 y 2020, al menos 5,872 personas fallecidas aparecieron como votantes activos en el Registro General de Electores (RGE). Entre ellas, incluso figuran personas que nacieron entre 1828 y 1850, como un vecino de Luquillo que, según los registros, fue "reactivado" para votar en las elecciones generales de 2020 a la edad de 174 años. Es un absurdo que desafía la lógica y que expone el grado de podredumbre del sistema electoral.

No solo es un asunto de muertos votando; es un sistema entero que ha sido manipulado para mantener en el poder a partidos políticos obsoletos. Los datos señalan que hay 682,938 electores activos o inactivos mayores de 80 años, cuando, según el Censo de 2023, solo existen 221,216 personas vivas en Puerto Rico con esas edades. Además, se descubrió que 155,611 personas en el Registro Electoral fallecieron entre 2015 y 2022. El fraude es descarado y generalizado, una táctica que ha permitido a los partidos del bipartidismo aferrarse al poder, a pesar de haber perdido el apoyo real del pueblo.

Mientras Jennifer González y otros líderes partidistas se jactan de que el pueblo "elige a sus candidatos", lo que realmente ocurre es que los muertos son quienes mantienen viva la ilusión de una democracia a través de las elecciones. Las elecciones de 2020, donde Pedro Pierluisi ganó por un margen mínimo, probablemente fueron manipuladas mediante el voto de personas fallecidas. La misma sombra de duda recae sobre las elecciones que llevaron a Ricky Rosselló al poder.

El problema es tan profundo que incluso amenaza los propios intereses del capitalismo en la isla. Este sistema fraudulento no solo frena el desarrollo democrático, sino también el económico. Grandes empresarios y capitalistas han empezado a respaldar alternativas políticas que buscan superar este obstáculo, entendiendo que un sistema político estancado no es favorable para las inversiones ni el crecimiento capitalista. El bipartidismo ya no sirve a nadie, ni siquiera a los intereses imperialistas de Estados Unidos.

Es por eso que la Alianza entre el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) ha tomado fuerza. Estas elecciones no solo son una lucha contra el bipartidismo, sino también una batalla por la supervivencia de una democracia real. Sin embargo, el reto va más allá de Puerto Rico. Este esquema de fraude y corrupción se repite en diversos países, y lo que está en juego es la credibilidad misma de la democracia burguesa.

La clase trabajadora tiene en sus manos la posibilidad de cambiar el rumbo. Pero mientras sigamos al margen de la toma de decisiones económicas y políticas, seguiremos siendo víctimas de un sistema electoral diseñado para servir a los intereses del capital. Y cuando el capital se siente amenazado, como en el caso de Puerto Rico, recurren no solo al fraude, sino también a tácticas más represivas y fascistas, apuntando directamente a reprimir cualquier intento de verdadera transformación social.

La lucha es clara: es el momento de exorcizar a los muertos que mantienen vivo al bipartidismo y, con ellos, enterrar el fraude y la corrupción que han convertido nuestra democracia en una sombra vacía y elevarla a una democracia verdadera en favor de los intereses de las mayorías trabajadoras.

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