Solidaridad Obrera Internacional y la Prueba de Fuego de la Huelga de Estibadores

Por Isabelino Montes

La huelga de estibadores en los puertos de Estados Unidos ha puesto en jaque a los capitalistas, revelando la cruda realidad: sin la clase trabajadora, el mundo se detiene. Esta paralización expone la falsedad de la narrativa que se ha impuesto por generaciones: que sin los capitalistas, o más concretamente, sin los ricos que "ponen el dinero", la sociedad no puede sobrevivir. La crisis que vive Estados Unidos, con políticos sentados al borde de sus asientos pensando cómo manejar la situación, es una muestra de cómo el poder reside en quienes realmente mueven la economía: los/as trabajadores/as.

Sin embargo, para que esta acción verdaderamente doblegue a los capitalistas, es imprescindible la solidaridad obrera internacional. Aunque las luchas de cada país parezcan únicas, no lo son. En esto los capitalistas se nos adelantan, ya que mantienen lazos organizativos transnacionales. A pesar de las aparentes tensiones entre naciones, cuando se trata de conflictos de clase, se defienden mutuamente. Ya están explorando alternativas para sortear el impacto de la huelga, incluyendo la posibilidad de desviar las mercancías hacia otros puertos, como los de México y otros países de América Latina.

La unidad de las fuerzas productivas no es suficiente; es necesaria también la unidad política de los/as trabajadores/as. Los capitalistas internacionales ya han comenzado a ofrecer sus medios de producción para debilitar las negociaciones de los estibadores en Estados Unidos. Miguel Roca, director comercial de United Freight Cargo, lo dejó claro: “México podría aprovecharse de la situación redirigiendo el tránsito marítimo a nuestro país”, declaró al medio El Financiero. Mientras tanto, los huelguistas no solo enfrentan a los empresarios, sino también a la burocracia sindical, liderada por figuras vinculadas al Partido Demócrata.

Joe Biden, el presidente que se presenta como el más "pro-sindical" de la historia, aprovecha esta coyuntura para proyectarse como defensor de los trabajadores. "Es el momento de que esas compañías ofrezcan un contrato justo y fuerte que refleje el aporte de los trabajadores de la ILA a nuestra economía y sus ganancias históricas", afirmó. Pero sus palabras esconden la realidad: Biden es uno de los principales intermediarios del capital. No olvidemos su intervención en la huelga de trabajadores ferroviarios en 2022, cuando, a pesar de las demandas legítimas por mejores condiciones laborales y días de enfermedad pagados, su gobierno forzó un acuerdo favorable para las empresas. Este es el rostro oportunista del bipartidismo, que, como Kamala Harris, se presenta como aliado de la clase trabajadora solo en los discursos.

La actual huelga de estibadores se inscribe en un contexto de victorias recientes de los sindicatos en otras industrias de Estados Unidos, sumado a las secuelas de desastres como el huracán Helene, que ha tensado aún más las cadenas de suministro. Este momento es crucial para las grandes tiendas debido a la proximidad de las festividades, lo que aumenta la presión sobre los capitalistas y el gobierno.

A pesar de las cuantiosas ayudas e incentivos que el bipartidismo ha brindado a las grandes corporaciones, la clase trabajadora sigue enfrentando un alto costo de vida y salarios insuficientes. Los estibadores denuncian que muchos de sus miembros, a cargo de maquinaria que maneja contenedores de millones de dólares, apenas ganan $20 por hora, un salario apenas superior al mínimo en algunos estados. Además, enfrentan un proceso de seis años antes de alcanzar el salario máximo, sin importar las horas trabajadas o el esfuerzo invertido.

Aislar esta huelga podría debilitar la lucha internacional de los trabajadores, pero la realidad es que la cadena de producción que los estibadores paralizan conecta a trabajadores de todo el mundo. Las mercancías que no llegan a su destino afectan a miles de personas, evidenciando un tranque del capital a nivel global. Para que esta huelga tenga un verdadero impacto, es esencial la solidaridad obrera entre diversas naciones.

Mientras los capitalistas buscan alternativas, como mover sus mercancías a través de otros puertos, la clase trabajadora debe unificar sus esfuerzos para ejercer una verdadera presión. Si los estibadores quieren desafiar realmente a Biden, a Harris y al bipartidismo, deben ir más allá de sus demandas laborales. Deberían exigir no solo un contrato justo, sino también el cese inmediato de las guerras imperialistas que Estados Unidos promueve en Oriente Medio y Europa, como condición para levantar la huelga. Mientras los trabajadores enfrentan salarios de miseria, las provisiones militares de EEUU a Ucrania e Israel ascienden a miles de millones de dólares.

Al levantar estas demandas, los estibadores darían un paso hacia una verdadera solidaridad política global, abogando no solo por sus derechos, sino también por la paz y el bienestar de la humanidad. Que esta huelga sea un ejemplo de cómo la clase trabajadora, unida y consciente, puede confrontar al capital y luchar por un mundo más justo.

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