Nexo Debate: Pierde más la Alianza esquivando el asunto de la Independencia

Por Isabelino Montes

En ocasiones, sacamos lo peor del bipartidismo para luchar contra él. El bipartidismo, tarde o temprano, va a colapsar y su muestra es la desesperación en sus declaraciones que la gente ya unánimemente considera absurdas al desviar la atención hacia el miedo al comunismo. Esto comienza a derribar al bipartidismo, pero lo que lo mantiene vivo es cuando no se atacan sus ideas obsoletas, cuya importancia reside en la visión colonial que tienen el PNP y el PPD.

Es ahí donde reside su principal debilidad. Ya es agotador y ridículo escuchar a los PNP y PPD hablar de que Dalmau es comunista, comparándolo con Maduro, Fidel, Chávez, etc. De igual forma, debilita escuchar a los contrincantes del bipartidismo hablar solo de estos dos partidos por su historial de corrupción.

La realidad de la corrupción la gente la conoce de forma general. Especialmente los jóvenes y ciertos sectores de la clase trabajadora que dan a respetar su dignidad no la perdonan y ha sido más que evidente en la reciente historia del país, que se movilizó precisamente para destituir a Ricardo Rosselló, gobernador vinculado a la mafia del PNP. Sin embargo, algo de la corrupción que no se conoce lo suficiente, y que ha quedado en un segundo plano para la Alianza, es la complicidad de Estados Unidos y la situación que conlleva ser su colonia.

Esto implica una debilidad a la hora de ir contra el bipartidismo, y la Alianza tomaría mayor fuerza si comenzara a desarmar el bipartidismo precisamente en términos ideológicos coloniales, los mismos que sustentan su colapso.

Dalmau y la Alianza están huyendo de este tema, y esto lleva a pensar en muchos escenarios que, en lugar de avanzar, quedan estancados en su discurso. Si observamos el proceso en el que se encuentra la campaña electoral ahora y las encuestas, el bipartidismo, especialmente el PNP, ha ganado terreno. Lo han hecho precisamente por el análisis que están haciendo al tomar el programa político Patria Nueva como referencia, presentándolo como un programa independentista. Históricamente han sido mentirosos, pero están en el poder y ahora están tratando los temas más serios, los ideológicos, estudiando el programa Patria Nueva. En este sentido, no se puede escapar del aspecto ideológico cargado en una colonia como Puerto Rico, cuyo estatus colonial es primordial. Evitarlo les da ventaja al bipartidismo.

De alguna manera, pretender escapar de esto diciendo que el tema se trabajará luego es no reconocer la inteligencia del pueblo, de la misma forma en que lo hace el bipartidismo.

La gente sabe que la independencia ha sido la línea del PIP por años, y rehuir al asunto no va a convencer a nadie. Hasta cierto punto, caen en el mismo discurso que han asumido los populares, al desviar la atención del hecho de que el estatus colonial es el principal obstáculo para construir otro Puerto Rico. ¿Cómo se construye una Patria Nueva sin explicar y debatir bien ese obstáculo?

Puede pensarse que esquivar el hablar de la independencia es una táctica política. En un juicio objetivo, es una táctica errónea que puede provocar la distancia que existe en cuanto a la unidad ideológica. Se muestra a Patria Nueva por una dirección y a la Alianza por otra, cuando se ha planteado que ese programa es lo que los une. Si esto es cierto, pues este programa está diseñado para alcanzar la independencia, y eso no puede ocultarse; debe explicarse.

Ocultarlo generaría un mar de contradicciones, y lo primero que debe tener una alianza es unidad en lo ideológico. ¿Qué se busca entonces para acabar con el bipartidismo, sino atacar lo que más lo sostiene, que es lo ideológico? En estos momentos, el bipartidismo está convenciendo y explicando a las personas que el programa Patria Nueva busca la independencia. Esto es cierto y hay que mirarlo con ojo crítico. Es un programa que no fue creado por la Alianza, sino por el PIP.

Esta táctica no va a funcionar, y hay que explicar la verdad de este programa. ¿Cuándo el PIP ha buscado administrar la colonia? Nunca. Esa es una posición de la Alianza, pero Patria Nueva no encaja ahí, y querer esquivarlo le dará más fuerza al bipartidismo.

En este sentido, la Alianza tiene una oportunidad táctica para explicar esto, depurar sus líneas ideológicas y pensar primero en el poder inmediato que puede tener como parte de una educación política respecto a una libre autodeterminación. Los jóvenes que la siguen no le temen a esto.

Estos están al tanto de cómo opera el mundo y saben que la integración al mundo capitalista a nivel internacional depende de erradicar todas las trabas coloniales. Los jóvenes y los trabajadores más profesionales están alineados con el programa Patria Nueva, y la Alianza es esa fortaleza política que le da fuerza, si estuviese acorde con ese programa.

En cuanto a las personas mayores, las comunidades más pobres y la clase obrera en general, persiste la duda. Ganarse a este sector más amplio requerirá poder explicar cómo la independencia les es más conveniente. Este sector representa una gran cadena de fuerza para ganar las elecciones, pero las ideas coloniales del bipartidismo aún los atraen. No hablar de esto y plantear una asamblea constituyente para definirlo es aún más débil, si no aprovechan este momento. ¿Qué puede ser lo peor? ¿No conseguir los votos que lleven a Dalmau al poder ejecutivo, o llegar al poder sin explicar verdaderamente la dirección que tiene Patria Nueva en apoyo total a la independencia o al acuerdo de libre asociación?

La posición honesta debe ser asumir esa línea de la independencia y aprovechar el momentum que tienen ahora sobre la atención pública para explicar la necesidad de la independencia para insertarse en un mundo capitalista que ya no funciona como en los años 50, cuando se constituyó el Estado Libre Asociado.

Pensar en ese futuro es pensar en una Alianza verdadera, porque todos allí saben que el acuerdo más cercano que favorece a Estados Unidos es buscar integrar a Puerto Rico a otras fuentes de mercado capitalista transnacional. A Estados Unidos, mientras esas riquezas pasen por Wall Street, no le importa si Puerto Rico es un país soberano.

No es casualidad que República Dominicana sea ahora un destino de interés de Estados Unidos en el Caribe. Aunque es un país soberano, los empresarios capitalistas estadounidenses tienen injerencia política directa para establecer su poder económico en la isla vecina. Entonces, ¿Cuál es el miedo de presentar una independencia en base a los intereses capitalistas?

En esta nueva Alianza política que pueda formarse después de las elecciones, la construcción de un programa político no puede sostenerse solo en un lado de la Alianza, representando de manera unánime a toda la coalición. Esto es incompatible, tanto democráticamente como ideológicamente, en cuanto a constituir una fuerza política independiente de la clase trabajadora. Esta no puede seguir siendo espectadora ni crearse en un espejismo democrático que no la hizo parte de la construcción del programa político.

La meta principal de la clase trabajadora radica en estar lo más consciente posible del proceso al que va a apoyar, y tiene que ser protagonista principal de este proyecto. Por tanto, la creación de comités de la clase trabajadora y de barrios, separados de los partidos políticos emergentes y tradicionales, debe organizarse en todo Puerto Rico, para lograr un programa diseñado a su imagen y semejanza, como clase que produce las riquezas del mundo. Cabe destacar esa diferencia: sustituir la independencia de Patria Nueva por una República Obrera que se una al mundo con intereses de solidaridad obrera internacional. Esta República entraría en la economía actual desde una posición política diferente a lo establecido, construida desde los intereses que convengan para planificar nuestras necesidades nacionales, primero en beneficio de la clase trabajadora, y luego unirse a otras naciones desde esos mismos intereses de clase.

Previous
Previous

Entrevista Max Louis Therese: El Llamado a la Protesta de Martinica ante el Colonialismo y el Aumento del Costo de Vida

Next
Next

República Dominicana: El plan de deportación masiva de haitianos