Nexo Debate: La Crisis Energética en Puerto Rico: La Lucha que Trasciende las Urnas

Por Nexo Revolucionario Media

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La energía debe ser un derecho, no un instrumento de explotación capitalista.

En Puerto Rico y el mundo, la producción energética representa uno de los motores que impulsa la economía y sostiene la vida cotidiana de millones. Sin embargo, a pesar de su importancia crítica, este sector ha sido relegado a intereses corporativos que priorizan el lucro sobre las necesidades del pueblo. No se trata solo de un problema técnico o económico, sino de una cuestión profundamente política y de clase. En este contexto, es necesario que la discusión sobre el futuro energético de la isla se lleve a cabo sin estar condicionado exclusivamente por las campañas y resultados electorales.

No podemos permitir que la lucha por un sistema energético justo quede subordinada al ciclo electoral. La realidad es que, aunque un nuevo líder llegue a La Fortaleza el 2 de enero de 2025, los problemas estructurales del sistema energético seguirán siendo los mismos. La producción de energía, tratada como una mera mercancía en el capitalismo, seguirá siendo un negocio altamente lucrativo para unos pocos, a costa de las mayorías trabajadoras.

Como clase trabajadora, debemos enfrentar la dura realidad de que los derechos humanos y las libertades que se nos prometen están profundamente condicionados por la propiedad privada y la acumulación de capital. La idea de que todos somos iguales en derechos es, en la práctica, una falacia bajo un sistema que perpetúa desigualdades económicas y sociales. Debemos entender que la lucha por un sistema energético que verdaderamente sirva al pueblo es, en su esencia, una lucha contra el capitalismo mismo.

El problema no es simplemente técnico; es una cuestión de poder. Hasta ahora, la clase trabajadora ha sido marginada en la toma de decisiones sobre la producción y administración de energía. Esto se debe en gran parte a nuestra condición de asalariados, una relación que nos aliena de nuestro verdadero potencial como clase dirigente. Los liberales burgueses hablan de derechos humanos y justicia social, pero lo hacen desde una posición que perpetúa la desconfianza en nuestra propia clase, mientras ellos mismos se erigen como nuestros representantes.

El hecho de que no estemos al frente de las decisiones sobre el sistema energético es un reflejo directo de las condiciones políticas que dominan el capital. La lucha contra las empresas privadas que controlan la energía es, en realidad, una lucha contra todo el sistema capitalista que convierte todo, incluida la energía, en una mercancía.

Dos aspectos clave destacan en este contexto: en primer lugar, la inseguridad en la producción energética afecta directamente nuestros salarios, reduciendo nuestra capacidad para adquirir los medios de subsistencia necesarios para vivir. En segundo lugar, la crisis capitalista global está desvalorizando nuestra fuerza de trabajo, empobreciendo a los trabajadores y a sus familias, y debilitando la economía en general. Esta realidad hace más evidente que nunca la necesidad de lucha de la clase trabajadora por un sistema energético que no sea solo funcional, sino justo y equitativo.

Además, el actual contrato con Luma Energy, que ha demostrado ser ineficaz y perjudicial para el pueblo, es un claro ejemplo de cómo la llamada "democracia" en Puerto Rico está al servicio del capital. El hecho de que nuestros líderes se nieguen a romper este contrato, a pesar de su evidente fracaso, cuestiona la legitimidad del sistema democrático bajo el capitalismo. Esta es una "democracia" que permite que un contrato dañino se perpetúe, incluso cuando es claramente opresivo y criminal en su impacto.

La producción energética debe ser un derecho humano real, no una herramienta de explotación capitalista. Debemos cuestionar todo el aparato legal y político que perpetúa esta falsa democracia y empezar a organizarnos como clase trabajadora más allá de las elecciones. Debemos iniciar conversaciones urgentes sobre el sistema eléctrico del país, antes de ir a las urnas y continuar estas discusiones independientemente del resultado electoral.

Las conversaciones inmediatas deben considerar:

1. La formación de Comités Políticos de Trabajadores/as Energéticos para liderar la transformación del sistema energético.

2. La cancelación del contrato con Luma Energy, rompiendo las ataduras legales que nos esclavizan a una empresa ineficaz.

3. El restablecimiento de una Corporación de Energía Eléctrica pública, administrada por los/as trabajadores/as y con representación directa en la política del país.

4. El establecimiento de alianzas con trabajadores energéticos de la región caribeña para desarrollar una política energética que refleje nuestra realidad geográfica y económica.

5. El diálogo sobre la transición a energías renovables, planificada de manera colaborativa con otros países del Caribe.

La lucha por un sistema energético justo en Puerto Rico no puede esperar a las elecciones. Debe ser liderada desde ahora por la clase trabajadora, organizada y consciente de su poder para transformar la realidad. La verdadera democracia no se mide por las urnas, sino por la capacidad del pueblo para gobernarse a sí mismo y garantizar sus derechos fundamentales.

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