Kamala Harris: La Política Identitaria que Esconde el Interés Capitalista y la Agenda Guerrerista

por Inés Alvarado

En la reciente convención demócrata celebrada en Chicago, Kamala Harris pronunció un discurso que resaltó su trasfondo histórico, cultural y étnico. Hija de inmigrantes provenientes de la India y Jamaica, Harris utilizó su historia personal para exaltar la política identitaria y el optimismo, proponiendo un futuro inclusivo donde la raza, el credo o el estatus migratorio no sean impedimentos. Este enfoque buscó contrastar con el racismo abierto que ha caracterizado la campaña de Donald Trump.

Sin embargo, la realidad es que Harris y la candidatura demócrata representan principalmente los intereses de los donantes multimillonarios que controlan el partido. Aunque su discurso intentaba resonar con la clase trabajadora y media, prometiendo mejoras en la calidad de vida, estas promesas parecen vacías cuando se considera que, durante su vicepresidencia junto a Joe Biden, no se han logrado avances significativos en cuestiones como el costo de vida o el acceso a una vivienda asequible. La narrativa de Harris se basa en un populismo engañoso, intentando alinearse con la clase trabajadora, mientras que el Partido Demócrata no defiende sus verdaderos intereses.

Un ejemplo claro de esta discrepancia es la falta de distinción que Harris hace entre las circunstancias que enfrenta la clase trabajadora y la burguesía en materia de impuestos. Esta omisión la coloca en una posición populista y oportunista. Harris aboga por reducir impuestos para la clase trabajadora, pero iguala la situación fiscal de esta clase con la de la burguesía. Esto es problemático ya que cuando los capitalistas pagan menos impuestos, sus ganancias aumentan, enriqueciendo a unos pocos y empobreciendo a la mayoría trabajadora. Hablar de reducir impuestos sin considerar estas diferencias perpetúa la acumulación de riquezas en manos de la élite mientras los trabajadores enfrentan un costo de vida más alto y una capacidad de subsistencia disminuida.

De manera similar, Trump y Harris comprenden la necesidad de los capitalistas de reducir al máximo sus contribuciones fiscales. No caigamos en el engaño de ambos cuando se trata de situaciones claramente opuestas: los capitalistas buscan reducir sus impuestos para acumular más capital, mientras que los trabajadores necesitan esa reducción para sobrevivir ante la devaluación de sus salarios. Esta contradicción encarece la vida de los trabajadores y devalúa su fuerza laboral.

En este contexto, Harris afirmó: "Como Comandante en Jefe, aseguraré que América siempre tenga la fuerza de combate más fuerte y letal del mundo.” Estas declaraciones refuerzan la continuidad de una política exterior basada en la superioridad militar y tecnológica de Estados Unidos. Además, Harris contrastó su postura con la de Donald Trump, quien "amenazó con abandonar la OTAN. Alentó a Putin a invadir a nuestros aliados. Dijo que Rusia podría—cita—‘hacer lo que demonios quiera’." De esta forma, Harris se posiciona como defensora del liderazgo global de Estados Unidos y de la alianza con la OTAN.

En cuanto al conflicto en Ucrania, Harris se jactó de haber "movilizado una respuesta global—más de 50 países—para defendernos contra la agresión de Putin," y reafirmó que, como Presidenta, se mantendrá firme "con Ucrania y nuestros aliados de la OTAN."

Por otro lado, en relación con la guerra en Gaza, Harris reafirmó su apoyo incondicional a Israel: "Siempre defenderé el derecho de Israel a defenderse y siempre aseguraré que Israel tenga la capacidad de defenderse." Sin embargo, reconoció el sufrimiento en Gaza, describiéndolo como "devastador" y destacando que "tantas vidas inocentes perdidas," sin mencionar la responsabilidad de Estados Unidos en la continuidad del conflicto al proporcionar apoyo militar a Israel.

Mientras tanto, Kamala Harris celebraba en la convención demócrata, Union Park en Chicago se convirtió en el epicentro de una significativa protesta contra el genocidio en Gaza. Diversos grupos se reunieron para denunciar la complicidad del gobierno estadounidense en el conflicto, argumentando que Harris y la administración estaban ignorando las atrocidades en Gaza. A pesar de la magnitud de la protesta, el discurso de Harris y la cobertura mediática se centraron en la celebración y el optimismo, mientras la brutalidad en Gaza se mantenía en las sombras.

Finalmente, Harris lanzó una advertencia clara contra Irán, diciendo que "nunca dudaré en tomar las acciones necesarias para defender a nuestras fuerzas y nuestros intereses contra Irán y los terroristas respaldados por Irán." Estas declaraciones refuerzan su compromiso con la agenda militarista e intervencionista de Estados Unidos en el Medio Oriente.

Cada uno de los elementos de su discurso que refuerzan el aparato militar subraya una visión nacionalista que busca generar en las masas la percepción de que cualquier intervención militar es una necesidad. Este nacionalismo burgués impide la solidaridad obrera internacional, haciendo que la clase trabajadora juzgue su bienestar en función del saqueo que Estados Unidos pueda realizar en otros países. El patriotismo de Harris,en este sentido, sigue al dinero y no al pueblo, ya que ese dinero es extraído del trabajo de la clase trabajadora para ser invertido en intervenciones militares que solo benefician a las empresas capitalistas. El negocio de armas es un buen ejemplo de esto.

Kamala Harris no representa un cambio significativo para la clase trabajadora en Estados Unidos. Su discurso, aunque disfrazado de política identitaria, oculta una continuidad en las políticas capitalistas e imperialistas del Partido Demócrata, sin ofrecer soluciones reales a un mundo que enfrenta graves conflictos y crisis sociales.

Conscientes de que sin el apoyo de las masas trabajadoras ningún representante de la burguesía podría conquistar el poder político, estos discursos son fundamentales en términos de la visión ideológica que implican. Las movilizaciones que se desarrollaron mientras Kamala Harris intentaba limpiar su imagen de imperialista contrarrestaron su discurso al mostrar que, más allá de cualquier categoría social con la que Harris se identifique, las cuestiones de clase revelan sus verdaderos intereses. En efecto, las manifestaciones de ayer, donde la clase trabajadora y diferentes organizaciones activistas alzaron su voz, resaltaron la tergiversación ideológica y la necesidad de comprender las diferencias de clase como un aspecto fundamental para entender el bipartidismo burgués que domina la política estadounidense.

Previous
Previous

Nexo Debate: La mentira del contrato de Luma y las garantías inexistentes para la clase trabajadora

Next
Next

Nexo Debate: La Crisis Energética en Puerto Rico: La Lucha que Trasciende las Urnas