Luma Energy: Responde a su Propia Emergencia Económica

por Isabelino Montes

Los estragos de la Tormenta Ernesto continúan azotando a Puerto Rico, sumiendo a la población en la penumbra y sin servicios esenciales. Como se temía, el servicio eléctrico, gestionado por el consorcio privado Luma Energy, demostró una vez más su incapacidad para enfrentar una emergencia ciclónica, una realidad atmosférica que forma parte de la vida en una isla caribeña.

Luma Energy, aseguró estar lista para manejar la emergencia. Sin embargo, el pueblo, con justa desconfianza, no se dejó engañar. Tras el paso de la tormenta, la verdad quedó al descubierto: el pueblo tenía razón. Las declaraciones de Luma, llenas de mentiras y medias verdades en cada una de sus conferencias de prensa, no lograron esconder lo evidente: Luma ha dejado al país en la oscuridad.

Aproximadamente medio millón de personas siguen sin electricidad, y Luma, lejos de ofrecer un plan concreto para la recuperación, se limita a dar excusas vacías. Lo poco que han revelado hasta ahora solo confirma lo que ya se sospechaba: su única prioridad es la reproducción del capital, una barrera insalvable para garantizar un servicio eficiente al pueblo. Su más reciente maniobra, la duplicación de la subcontratación de empresas para traer trabajadores desde fuera, es una muestra más de sus verdaderas intenciones.

Este acto raya en lo absurdo, especialmente considerando que no estamos frente a un desastre de la magnitud del huracán María, que en su momento justificó la llegada de refuerzos desde Estados Unidos. En aquel entonces, los trabajadores de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), organizados en la UTIER, propusieron acuerdos sindicales con organizaciones estadounidenses dispuestas a colaborar bajo condiciones justas y transparentes. Sin embargo, la situación actual es muy diferente. Luma no recurre a esta opción por necesidad, sino porque le resulta más conveniente desde el punto de vista económico.

La contratación de 125 celadores desde Orlando, Florida, es un claro reflejo del ahorro en los costos de producción que Luma persigue para maximizar sus ganancias. Para Luma, es más rentable contratar personal temporal para la emergencia que desarrollar un plan de contratación local a largo plazo, que les obligue a ofrecer mejores condiciones laborales. Además, esta contratación no se realiza con fondos propios de Luma, sino con el dinero asignado por la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA).

Más allá de este ahorro, la situación se agrava con el monopolio de servicios. La compañía que Luma ha contratado para buscar estos 125 Journeyman Lineman en Florida es Service Electric, una subsidiaria de Quanta Services, la dueña de Luma. Este descarado acto muestra claramente sus verdaderas intenciones, que ponen en riesgo a toda la isla. En una emergencia, lo más efectivo no es traer personal que desconoce el complejo sistema eléctrico de Puerto Rico, pero Luma sigue priorizando sus intereses sobre los del pueblo. No es una cuestión moral, sino una necesidad inmediata de reproducir sus ganancias.

Luma se ha topado con un sistema eléctrico que no comprende y que no le permite alcanzar los beneficios económicos que había anticipado. Para mantener sus márgenes de ganancia, continuarán recortando costos en el servicio, prolongando así los apagones que comenzaron incluso antes de que la tormenta golpeara la isla.

Esta contradicción fundamental plantea una pregunta crucial: ¿Debe un servicio tan esencial como la energía eléctrica estar sometido a las contradicciones inherentes al sistema capitalista? ¿O debemos transformarlo en un patrimonio común, gestionado de manera racional según las necesidades actuales, lejos de las garras de las corporaciones que convierten cualquier necesidad en un negocio?

La realidad política, que ha actuado como intermediaria de estos intereses capitalistas, vendiendo nuestro sistema eléctrico al mejor postor, debe ser profundamente cuestionada. ¡Los trabajadores y trabajadoras de Puerto Rico debemos exigir la cancelación del contrato de Luma, recuperar el control y asegurar que el servicio eléctrico sea para el pueblo, no para las élites energéticas capitalistas!

El sistema eléctrico debe ser un patrimonio común, no de los intereses empresariales. Es hora de pensar en unir esfuerzos como clase trabajadora, evaluando una red de colaboración caribeña de trabajadores y técnicos energéticos que incluya a los países del Caribe y a los mismos trabajadores de Florida. Solo así podremos establecer un sistema energético organizado racionalmente, basado en las necesidades de cada país, y no en la avaricia empresarial.

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