La Reconstrucción de Puerto Rico: Fondos Federales en Manos de la Clase Trabajadora
Por Isabelino Montes
Puerto Rico comienza a recibir los tan esperados fondos federales para la reconstrucción. Sin embargo, la alegría que despiertan estos anuncios no debe cegarnos ante la urgencia de garantizar que estos recursos no terminen alimentando las ganancias de capitalistas locales y extranjeros. La celebración debe ir de la mano con una vigilancia activa para impedir que estos fondos se conviertan en otro mecanismo de reproducción del capital a costa de las verdaderas necesidades del pueblo.
La administración y fiscalización de estos recursos, que inicialmente ascienden a $8,738,425, no puede quedar exclusivamente en manos de legisladores como los del PIP, Eliezer Molina o los representantes del Movimiento Victoria Ciudadana en los municipios. Su rol es importante, pero insuficiente si se limita al marco jurídico-burocrático de la política colonial. La clase trabajadora debe organizarse políticamente de inmediato para dirigir estos fondos hacia los intereses de las mayorías.
Es en los centros de trabajo y en las comunidades donde reside la verdadera fuerza del pueblo. Por ello, es imperativo que los legisladores progresistas impulsen la creación de comités de trabajadores y comunitarios en cada espacio laboral y barrios. Solo a través de estas organizaciones de base se podrá presionar para que las inversiones atiendan las necesidades sociales más apremiantes de la clase trabajadora y los sectores más empobrecidos.
El destino de estos fondos apunta a áreas clave como infraestructura, investigación científica y educación superior. Estos sectores son fundamentales para el desarrollo social y no deben ser cooptados por los intereses del capital. Los comités de trabajadores y de barrios deben tener el control directo sobre la planificación y ejecución de proyectos de reconstrucción, priorizando obras que generen empleos dignos, estables y bien remunerados. Esto implica impulsar la creación de fábricas estatales que respondan a las necesidades de cada pueblo y desarrollar proyectos de vivienda accesible, alejados del negocio especulativo de bienes raíces que solo enriquece a inversionistas.
La vivienda debe dejar de ser un privilegio y convertirse en un derecho garantizado. Los fondos deben dirigirse a programas de vales o incentivos para viviendas de bajo costo, aprovechando las propiedades ya identificadas por el Departamento de Vivienda. De esta manera, se combate la creciente emigración forzada de la clase trabajadora, una situación que se agrava a tal punto que figuras como Bad Bunny la mencionan en su música, presentándola como una crítica pero, al mismo tiempo, desviando la atención de las verdaderas causas de esta crisis.
Solo la organización obrera puede ofrecer soluciones reales que mantengan a la clase trabajadora en su tierra.
Si no se organiza esta fuerza colectiva, los fondos terminarán en manos de empresas capitalistas que se enriquecerán con obras superficiales y de mala calidad, como reparaciones mediocres de carreteras y puentes. La identificación de prioridades y el desarrollo económico deben estar en manos de los comités de trabajadores, quienes poseen el conocimiento y la experiencia directa de las necesidades del país.
Asimismo, la inversión en investigación científica debe estar al servicio del pueblo. No puede desarrollarse de espaldas a las necesidades de las mayorías de la población. Los sectores estudiantiles, científicos y trabajadores de la Universidad de Puerto Rico, especialmente en el recinto de Mayagüez, deben organizar comités conjuntos para tomar control de estas inversiones. Solo así se garantizará que la ciencia y la tecnología respondan a los intereses de la clase trabajadora y no del capital.
El reciente anuncio de JGO sobre el desembolso de estos fondos solo será beneficioso si los comités de trabajadores asumen la fiscalización y, sobre todo, la administración directa de los recursos. Figuras como Eliezer Molina y los legisladores del PIP tienen un papel en las estructuras burocráticas, pero deben subordinarse a los comités de trabajadores/as, porque allí reside la mayoría que produce la riqueza del país.
Romper con el bipartidismo del PNP y el PPD no es suficiente si no se transforma la estructura política y democrática actual. Es imprescindible levantar una organización obrera que impida que una minoría burguesa siga tomando decisiones sobre la vida de la mayoría. La clase trabajadora debe ser quien decida, quien construya y quien garantice un futuro digno para Puerto Rico.