La Doble Moral en la Violencia: Reflexiones Sobre el Atentado Contra Trump

Diagrama del intento de asesinato contra Donald Trump, destacando los detalles del ataque perpetrado por Thomas Matthew Crooks.

por Bianca Morales

"No hay lugar para este tipo de violencia en EE.UU. —para ningún tipo de violencia, nunca". Biden, en un mensaje desde la Oficina Oval tras el intento de asesinato contra Trump.

El atentado contra el expresidente Donald Trump el pasado sábado, catalogado como un acto de terrorismo doméstico, presenta diversos ángulos de análisis. Las investigaciones revelaron que el ataque fue perpetrado por un joven de 20 años llamado Thomas Matthew Crooks, quien fue abatido a tiros por el Servicio Secreto de Estados Unidos. En el incidente, Trump fue herido en la oreja derecha por una bala.

Durante el evento en Pensilvania, también murió un exbombero y otra persona resultó herida. Inicialmente, los partidarios republicanos especularon y confundieron a la gente, alegando que el atacante era comunista y de izquierda, aunque su afiliación política aún no se había confirmado. Esta retórica refleja la tendencia de culpar a todo lo contrario a los republicanos como parte de la izquierda en Estados Unidos, incluso llamando a Biden y a los demócratas comunistas, lo cual es una acusación absurda que fomenta el odio.

Sin embargo, dejemos de lado esos detalles que surgen del odio y las ideas conspirativas que han caracterizado la política de ambos partidos. Analicemos los hechos: el atacante estaba registrado por el Partido Republicano y había donado $15 dólares al Partido Demócrata. Esto demuestra que culpar a la izquierda y a los simpatizantes de ideas comunistas como violentos es una mentira más.

Por otro lado, los medios de comunicación han utilizado este incidente para ensalzar la imagen democrática del país, afirmando que estos atentados no tienen cabida en Estados Unidos. Sin embargo, esto contrasta con las políticas internacionales que ambos partidos han llevado a cabo durante años, inclinadas hacia guerras sangrientas. Además, las pugnas entre Biden y Trump también han estado caracterizadas por acciones violentas. Ambos millonarios representan el colapso democrático en EE.UU.

En este contexto, es importante recordar que los ataques en este último cuatrienio comenzaron con la toma del Congreso el 6 de enero de 2021 por grupos armados de ideas ultrarreaccionarias. La administración de Biden no ha investigado profundamente este acto de conspiración dirigido por Trump, donde hubo heridos y muertos.

Miembros de los Proud Boys, un grupo de supremacía blanca, en la manifestación del 6 de enero de 2021 en Washington D.C., donde participaron en el ataque al Congreso.

Además, por actos menores, el gobierno de EE.UU. ha pedido la cabeza de Julian Assange y Oscar López Rivera cumplió 30 años de cárcel, mientras Leonard Peltier sigue preso. Predican la moral de la violencia con doble estándar, favoreciendo los intereses de clase. Desde que Trump era presidente, grupos armados como los Proud Boys y Oath Keepers han cometido ataques dispersos en diversas áreas, como el bombardeo de un centro islámico en Illinois y el destrozo de una clínica de salud de mujeres en 2018.

En conclusión, la doble moral con la que se trata la violencia demuestra el deterioro del estado capitalista como orden social de progreso. La clase trabajadora y los más desposeídos quedamos atrapados en esta trinchera burguesa, haciendo campaña por estos millonarios y sufriendo las consecuencias de sus guerras. La clase obrera no acepta ni quiere más violencia, ya que somos los que pagamos con nuestra sangre en las guerras. Tampoco debemos aceptar la narrativa de la doble moral que intenta convertir a Donald Trump en un héroe nacional.

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