Luma Energy: el descaro de decir que están "Ready"

¿Podemos confiar en que el gobierno, LUMA y Genera protegerán a la clase trabajadora y a las comunidades vulnerables? Ni a los políticos ni a los ejecutivos les importa la vida de los pobres ni de la clase trabajadora en Puerto Rico; solo buscan enriquecerse a costa de nuestra salud y trabajo.

por Isabelino Montes

El consorcio privado Luma Energy, con su arrogancia habitual, asegura estar listo para enfrentar la tormenta Ernesto. Así lo ha afirmado su presidente ejecutivo, Juan Saca, en una conferencia de prensa que, lejos de tranquilizar al pueblo, ha dejado un sabor amargo de incertidumbre y desconfianza. Según Saca, la respuesta de Luma ante la emergencia ciclónica dependerá del impacto de la tormenta. Sin embargo, estas palabras, cargadas de ambigüedad, sólo confirman la deshonestidad que caracteriza a la empresa desde su llegada.

Estas afirmaciones no son más que una burla al pueblo puertorriqueño, que ha sufrido en carne propia los efectos de una operación eléctrica deficiente y caótica. Desde su inicio, Luma ha demostrado ser incapaz de garantizar un servicio eléctrico estable, incluso en condiciones climáticas favorables. No es necesario retroceder mucho en el tiempo para recordar el reciente apagón que dejó a miles de personas en la zona metropolitana sin electricidad. Este es solo uno de los muchos ejemplos que evidencian la ineptitud de Luma.

Además, ¿quién podría olvidar el mal manejo del transformador en Santa Isabel? Un episodio en el que no solo quedó en evidencia la incompetencia de la empresa, sino que también puso en riesgo la seguridad del pueblo, generando enfrentamientos entre los trabajadores de Luma y la ciudadanía. Este incidente, lejos de ser un hecho aislado, es un reflejo de la falta de preparación y la negligencia que caracteriza la gestión de Luma.

Y, sin embargo, con una desfachatez que raya en lo ridículo, Luma tiene el descaro de afirmar que están listos para enfrentar una tormenta cuando es de dominio público que su plan de manejo de vegetación es tan mediocre como todo su servicio. La falta de transparencia en la planificación y ejecución de estos planes solo confirma lo que todos ya sabemos: LUMA no está preparada para enfrentar una emergencia de la magnitud de Ernesto.

En la misma conferencia de prensa, el gobernador Pedro Pierluisi intentó, una vez más, limpiar la imagen de Luma, demostrando ser cómplice del colapso del sistema eléctrico que él y los partidos que han gobernado el país han permitido y fomentado. Con su ya conocida cara de “yo no fui”, Pierluisi pretendió mostrar molestia con la empresa, pero sólo contribuyó a la mentira, afirmando que Luma está lista para atender los efectos de la tormenta.

"Yo lo he dicho, quiero que mejoren... Yo tengo que pensar que el personal de Luma, que en gran medida son puertorriqueños como lo soy yo y ustedes, van a hacer su trabajo. A fin de cuentas, no creo que tengan instintos suicidas o que queramos hacernos daño a nosotros mismos. Los boricuas siempre salimos y damos cara, y somos resilientes... trabajen para quien trabajen", afirmó Pierluisi con un tono paternalista y patriotero.

Con estas palabras, Pierluisi intenta desviar la atención del verdadero problema: la privatización del sistema eléctrico y su entrega a manos extranjeras que solo buscan maximizar sus ganancias a costa del bienestar del pueblo. El problema de fondo no es la nacionalidad de los trabajadores de Luma, ni su buena voluntad. El verdadero problema radica en la lógica capitalista que guía la producción energética en Puerto Rico, donde un buen servicio y las ganancias empresariales son fuerzas opuestas e irreconciliables.

Luma no busca un equilibrio entre servicio y beneficio. Su interés es bajar los costos al máximo para engordar sus arcas, y en ese afán, se aferran a los fondos federales como a un salvavidas dorado. Estos fondos representan una oportunidad para invertir lo mínimo necesario y llevarse ganancias exorbitantes, perpetuando un sistema que solo beneficia a los monopolios eléctricos capitalistas. Pierluisi, con sus discursos vacíos y sus apelaciones a la "resiliencia boricua", intenta encubrir esta realidad, pero el pueblo ya no es tan fácil de engañar.

La tormenta Ernesto aún no ha llegado, pero ya podemos prever que su verdadero impacto no será causado por los vientos y la lluvia, sino por la negligencia y codicia de quienes controlan el sistema eléctrico del país. Y el pueblo, una vez más, será quien pague el precio.

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