Falsa democracia en el media tour de Kamala Harris

Kamala Harris y Tim Walz: La alianza entre Harris y Walz, un gobernador con historial conservador e imperialista, revela la verdadera agenda reaccionaria de la campaña, ocultando tras una fachada progresista su complicidad en políticas represivas y de agresión global.

por Inés Alvarado

El espectáculo electoral en Estados Unidos ha revelado una vez más la naturaleza anti-democrática del sistema, dejando al descubierto el colapso del orden social capitalista. La reciente selección de Kamala Harris como candidata presidencial del Partido Demócrata es un ejemplo claro de este deterioro. Aunque el Partido Demócrata se presenta como un contrapeso al Partido Republicano, acusándolos de socavar la democracia, ambos partidos son en realidad dos caras de la misma moneda del bipartidismo, uno que perpetúa el colapso democrático en EE.UU. Ambos buscan dividir a la clase trabajadora mientras la manipulan para sostener la visión hegemónica imperialista que impregna en la sociedad.

El media tour de Kamala terminará en un intento más para engañar al pueblo estadounidense, donde el Partido Democráta realizará a finales de agosto su convención en Chicago, una farsa democrática en la que los delegados escenificarán la elección de Kamala Harris. Este espectáculo es un intento de encubrir el proceso anti-democrático que realmente caracterizó su selección. Harris fue impuesta como candidata sin el respaldo de los electores demócratas en las primarias, lo que expuso la falsedad de un sistema democrático manipulado por los capitalistas.

Los donantes del Partido Demócrata, descontentos con la evidente declinación cognitiva de Biden durante el debate contra Trump, ejercieron su poder para sustituirlo por Kamala. Estos magnates, los verdaderos arquitectos de las elecciones burguesas, influyeron decisivamente en la decisión, y ahora intentan ocultar estas maniobras tras una pantomima democrática que se desarrollará en Chicago.

Sin embargo, es crucial reconocer que incluso dentro de la élite capitalista que controla el Partido Demócrata, existen divisiones y estrategias políticas divergentes. Esta élite, en su afán de mantener su dominio, decidió la candidatura de Kamala Harris sin considerar los deseos de millones de votantes que apoyaron a Biden en las primarias. El partido optó por excluir otras opciones y forzó la candidatura de Harris en un proceso cerrado liderado por figuras como Obama, Pelosi y Clinton, ignorando por completo cualquier principio democrático.

La reciente alianza de Harris con el gobernador de Minnesota, Tim Walz, elegido como su compañero de fórmula, subraya aún más la naturaleza reaccionaria de su campaña. A pesar de ser presentado como un "progresista", Walz tiene un historial profundamente conservador y es un defensor firme del imperialismo estadounidense. Su trayectoria militar y su apoyo a las grandes corporaciones lo convierten en un aliado natural de las políticas de represión y control que han caracterizado su mandato como gobernador, incluyendo el despliegue de la Guardia Nacional para sofocar las protestas tras el asesinato de George Floyd.

El media tour que ahora envuelve a Kamala Harris, intentando destacar su identidad biracial y progresista, es otro acto de marketing político burgués. Este esfuerzo por humanizarla no oculta su complicidad en políticas imperialistas y genocidas, como su débil oposición a los ataques de Israel contra Palestina, lo que la sitúa al mismo nivel que los demás candidatos, todos comprometidos con la continuidad de la provisión de armas a Israel.

La clase trabajadora estadounidense se encuentra atrapada entre dos partidos que priorizan las guerras imperialistas sobre las necesidades del pueblo. En este contexto, es imperativo formar organismos políticos independientes, auténticos representantes de la clase trabajadora, que desafíen el dominio de la burguesía.

En Puerto Rico, debemos prestar atención al debilitamiento democrático en otros países como Venezuela, sin ignorar las mismas fuerzas violentas que han marcado la campaña electoral en Estados Unidos. No podemos caer en la hipocresía de no condenar a un Trump que dirigió un ataque al Congreso ni pasar por alto también la complicidad de Kamala Harris en un liderazgo criminal que perpetúa un genocidio mundialmente repudiado.

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