Elecciones en Venezuela: Una Lucha Entre Facciones de la Burguesía

Nicolás Maduro en campaña por el PSUV, defendiendo su liderazgo en un país dividido. A pesar de las críticas y la crisis económica, Maduro busca reafirmar su posición.

Nicolás Maduro en campaña por el PSUV, defendiendo su liderazgo en un país dividido. A pesar de las críticas y la crisis económica, Maduro busca reafirmar su posición.

por Bianca Morales

Este domingo 28 de julio de 2024, los venezolanos se enfrentarán a una nueva jornada electoral para elegir a su próximo presidente. En un país marcado por profundas divisiones políticas y económicas, las candidaturas de Nicolás Maduro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y Edmundo González Urrutia de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) representan los intereses de diferentes facciones de la burguesía venezolana.

Además de estos dos principales contendientes, el electorado también tendrá otras opciones: Antonio Ecarri (Alianza del Lápiz), Luis Eduardo Martínez (Acción Democrática), José Brito (Primero Venezuela), Daniel Ceballos (Arepa), Enrique Márquez (Centrados), Claudio Fermín (Soluciones), Javier Bertucci (El Cambio) y Benjamín Rausseo (Independiente). El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha informado que hay un total de 21,620,705 electores registrados para votar.

La prensa burguesa internacional ha puesto el foco en las irregularidades del proceso electoral, señalando particularmente a los candidatos opositores vinculados al imperialismo estadounidense. Un caso notable es el de María Corina Machado, una figura conocida por su apoyo a las políticas de Estados Unidos, cuya destitución ha sido objeto de controversia. Sin embargo, la prensa ha ignorado irregularidades cometidas con candidatos revolucionarios apoyados por la clase trabajadora.

Entre estas irregularidades, destaca el robo de la candidatura al Partido Comunista de Venezuela (PCV) por parte del gobierno de Maduro. A pesar de que el PCV ha decidido apoyar a Enrique Márquez del Pacto Histórico Popular, en la papeleta el PCV aparece como aliado de Maduro, una maniobra que la prensa burguesa ha pasado por alto debido a sus vínculos con los partidos burgueses, y no con los que representan a la clase trabajadora venezolana.

Esta omisión de la prensa no es casual. La narrativa mediática está diseñada para servir a los intereses de la burguesía, desviando la atención de las luchas y demandas de la clase obrera. Para entender la situación política actual, es esencial remontarse a 1998, cuando Hugo Chávez llegó al poder uniendo a la clase trabajadora, campesinos, y la burguesía nacional bajo un proyecto de reformas democráticas y sociales.

Bajo el gobierno de Chávez, se lograron importantes avances en educación, nacionalización de empresas y distribución equitativa de la riqueza. Sin embargo, estos logros no transformaron a Venezuela en una sociedad socialista, ya que el país seguía siendo dependiente del mercado petrolero mundial y de su burguesía nacional.

La caída de los precios del petróleo y las políticas de nacionalización enfrentaron a Venezuela con los monopolios petroleros estadounidenses, desencadenando una guerra económica que persiste hasta hoy. Este conflicto no solo refleja la pugna entre el imperialismo estadounidense y el gobierno bolivariano, sino también las contradicciones internas dentro de la burguesía venezolana, dividida entre los que apoyan a Maduro y los que se alinean con Estados Unidos.

En este contexto, la clase trabajadora ha sido marginada tanto por la prensa burguesa como por las políticas de Maduro, que, aunque se presentan como revolucionarias, favorecen a la burguesía local y no a los trabajadores. La crisis económica y las sanciones impuestas por Estados Unidos han exacerbado la situación, provocando una emigración masiva y una caída en el nivel de vida de los venezolanos.

La dolarización de la economía, destinada a beneficiar la venta de petróleo, ha perjudicado a los trabajadores cuyos salarios en bolívares no alcanzan para cubrir necesidades básicas. Esta situación es un reflejo del fracaso de las políticas de Maduro para proteger los intereses de la clase trabajadora, favoreciendo en cambio a una élite económica.

A pesar de todo, el gobierno de Maduro mantiene un apoyo significativo entre el pueblo, en parte debido a los logros sociales alcanzados durante el mandato de Chávez y a la creciente conciencia política de los trabajadores y campesinos en cuanto a las políticas imperialistas de la oposición del gobierno bolivariano. Este respaldo es crucial para entender por qué, a pesar de la crisis, Maduro sigue siendo una figura relevante en la política venezolana aún cuando el otro sector de la burguesía ha adquirido más poder.

Las elecciones de este domingo no solo determinarán el próximo presidente de Venezuela, sino que también reflejan la necesidad de una lucha continua por la emancipación de la clase trabajadora gané Maduro o gané la oposición. La confrontación entre los sectores de la burguesía es solo una parte de la historia. Lo esencial es la capacidad de los trabajadores venezolanos para superar la crisis del capitalismo y continuar con la construcción de una fuerza política revolucionaria que pueda enfrentar y superar las estructuras económicas y sociales obsoletas del capitalismo que impiden el progreso de la humanidad.



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