PIP propone Frente Electoral

Por Bianca Morales

Tras las elecciones de 2024, el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) ha anunciado una serie de iniciativas orientadas a fortalecer su propuesta política. En conferencia de prensa, su líder, Juan Dalmau, destacó el objetivo de ampliar y consolidar la Alianza Electoral con sectores diversos, incluyendo el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC). Sin embargo, este proyecto ha despertado cuestionamientos sobre su alcance, propósito y su capacidad para beneficiar a las trabajadoras y trabajadores de Puerto Rico.

La Alianza PIP-MVC, surgida como reacción al vacío político provocado por el bipartidismo del PNP y el PPD, arrastró debilidades profundas. Entre ellas, la falta de una visión ideológica sólida y transformadora que confronte directamente las estructuras de explotación económica que afectan a las mayorías trabajadoras. Más que un esfuerzo revolucionario, este junte pareció ser una manifestación del reformismo burgués, diseñado para mantener a los trabajadores alejados de la lucha de clases y atrapados en una representación política ineficaz dentro de un sistema colonial y capitalista.

La Alianza: ideologías en conflicto

Desde su origen, la alianza entre el PIP y el MVC mostró tensiones ideológicas que fueron escondidas a través de la efervescencia electoral. Mientras el PIP posee una tradición socialdemócrata bien definida, el MVC se ha caracterizado por su falta de cohesión ideológica y política, incluso en aspectos básicos como el estatus colonial de Puerto Rico. Este vacío de principios reflejo la incapacidad para trazar un rumbo claro hacia la emancipación de las masas trabajadoras.

El anuncio de Dalmau sobre la ampliación de la Alianza y la implementación de escuelas de educación política y talleres de investigación y fiscalización en los municipios es un paso organizativo relevante. Sin embargo, estas iniciativas están limitadas por el marco del Frente Electoral, que sigue priorizando las elecciones sobre la construcción de un poder político independiente de la clase trabajadora.

Reformas burguesas vs. reformas revolucionarias

Las iniciativas del PIP tienen el potencial de contribuir al desarrollo político de la población trabajadora, pero solo si se subordinan a los intereses de las mayorías explotadas. La creación de escuelas de formación política, por ejemplo, podría empoderar a las trabajadoras y trabajadores. Sin embargo, si estas acciones se enfocan exclusivamente en reforzar la representación electoral, estarían reproduciendo las mismas dinámicas de los partidos tradicionales, que instrumentalizan a las masas para obtener votos.

El problema central radica en la concepción misma de un Frente Electoral como estrategia política. Este enfoque plantea tres grandes limitaciones:

• Está diseñado para votar, no para transformar: La política se reduce a un evento cuatrienal, manteniendo a la clase trabajadora al margen de los procesos de toma de decisiones cotidianas.

• Reproduce la democracia burguesa: El Frente Electoral opera dentro de un sistema controlado por los ricos y sus representantes, sin cuestionar las bases del poder económico que rige la política.

• Desconfía de la clase trabajadora: Al buscar únicamente representar a las masas en lugar de empoderarlas para construir sus propios organismos políticos permanentes, refuerza la subordinación de los trabajadores/as.

La verdadera democracia nace en los centros de trabajo

La solución no está en un Frente Electoral que fluctúe al ritmo de las elecciones, sino en la creación de Comités de Trabajadores y de Barrios como organismos políticos independientes y permanentes. Es en los centros de trabajo donde se genera la riqueza y donde debe construirse el verdadero poder político.

Un movimiento que aspire a la emancipación de las mayorías debe romper con la lógica electoralista y trasladar la democracia a los espacios donde se construye la vida: las fábricas, las escuelas, los hospitales, los campos, las oficinas, las universidades, las comunidades. Solo así se puede superar la visión burguesa del Frente Electoral y avanzar hacia una verdadera democracia dirigida por las trabajadoras y trabajadores.

¿Un Frente Electoral o una herramienta de desviación?

Si el PIP insiste en utilizar a las masas trabajadoras como instrumento para fortalecer un proyecto electoral, estará reproduciendo las dinámicas de los partidos tradicionales con un discurso renovado. La clase trabajadora no necesita representantes que hablen por ella, sino estructuras políticas propias que le permitan ejercer poder directamente.

¡Que sean los comités de trabajadores y de barrios quienes dirijan las asambleas municipales! Si el PIP quiere unirse, que acepte la voluntad del pueblo y que sus candidatos se sometan a las decisiones de las mayorías trabajadoras. Solo así se podrá construir un proyecto político verdaderamente democrático y emancipador.

El futuro no está en un Frente Electoral diseñado para perpetuar la democracia burguesa, sino en la organización directa de las masas trabajadoras para construir una nueva sociedad basada en la justicia y la igualdad. ¡La clase trabajadora debe liderar su propia lucha, sin intermediarios ni desviaciones!

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