La Renuncia de Biden: No Habrá Cambios Reales para la Clase Trabajadora 

Joe Biden, símbolo de las políticas capitalistas, dice adiós a su candidatura presidencial. Su salida no cambia nada para la clase trabajadora.

por Inés Alvarado

Joe Biden anunció su renuncia, algo que ya se había comenzado a especular en las redes sociales y en los medios de comunicación luego del atentado contra Trump. Esta decisión fue precipitada por su desempeño deficiente en el único debate presidencial contra Donald Trump. Durante el debate, las deficiencias cognitivas y comunicacionales de Biden, exacerbadas por su avanzada edad, quedaron expuestas ante el mundo. Las críticas fueron severas, y líderes del Partido Demócrata, entre ellos Barack Obama, comenzaron a presionar a Biden para que abandonara la contienda.

Los analistas políticos han destacado principalmente las deficiencias cognitivas de Biden relacionadas con su edad. Este análisis es pobre en comparación con lo que verdaderamente nos importa a la clase trabajadora, ya que Biden ha sido un verdugo que ha socavado los intereses de la clase trabajadora con la continuidad de las mismas políticas imperialistas que han caracterizado al bipartidismo estadounidense.

Es importante destacar la imagen de Joe Biden, que personifica las políticas capitalistas dentro y fuera de Estados Unidos. Su desastre político es el resultado de la incapacidad del modo de producción capitalista para ser un sistema de progreso para la humanidad y su renuncia a la candidatura no equivale a ningún cambio en la vida de la clase trabajadora.

Su incapacidad para presidir no tiene que ver con si Biden es viejo o si tiene las capacidades físicas y mentales, sino con lo que representa ideológicamente: un líder de la burguesía que, al igual que otros viejos como Trump, no representa ningún adelanto para la clase obrera de Estados Unidos ni de ninguna parte del mundo.

En su mensaje de renuncia, Biden intentó destacar los logros alcanzados durante sus tres años y medio en el cargo. Sin embargo, el legado de su presidencia presenta un panorama negativo para la clase trabajadora en Estados Unidos y el mundo. 

Desde la invasión de Rusia a Ucrania, Biden y el Partido Demócrata han sido los principales impulsores y financiadores de esta guerra expansiva e imperialista. Biden se ha posicionado como un firme defensor de la OTAN, destinando más de 175,000 millones de dólares para apoyar a Ucrania. Esta suma, en su mayoría, ha beneficiado a las empresas armamentistas, generando críticas sobre el papel de Biden en el conflicto.

Biden ha respaldado a Netanyahu en una brutal campaña en Gaza, resultando en 40,000 muertos. Organismos internacionales condenan el genocidio, pasará a la historia como 'Genocide Joe'.

A nivel internacional, otra politica nefasta ha sido su respuesta al conflicto en Palestina. Tras el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023, que causó la muerte de más de 1,000 personas, Biden viajó a Israel y expresó un apoyo incondicional al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Desde entonces, el ejército israelí ha lanzado una brutal campaña contra los palestinos en Gaza, resultando en la muerte de cerca de 40,000 personas, la mayoría de ellas niños y niñas. Organismos internacionales han condenado el ataque israelí como un genocidio, con el respaldo total de Biden. Este apoyo ha llevado a que Biden siempre será recordado como “Genocide Joe". 


A nivel interno, Biden también ha decepcionado a sectores de la clase trabajadora y del activismo progresista que esperaban avances significativos. Aunque prometió mejorar el acceso a viviendas asequibles, ofrecer créditos fiscales para el cuidado infantil y garantizar educación preescolar universal, muchas de estas propuestas quedaron sin cumplir. Además, Biden prometió medidas para restringir la financiación privada en las elecciones y aumentar la transparencia del gasto electoral, pero estos esfuerzos se han estancado debido a bloqueos legislativos. La propuesta de ofrecer dos años de educación comunitaria gratuita también fue eliminada del proyecto de ley Build Back Better. Estas promesas incumplidas reflejan una brecha entre los intereses de Biden y las necesidades reales de sus votantes, mostrando cómo los intereses de sus donantes capitalistas han prevalecido sobre el bienestar y la calidad de vida de la clase trabajadora. 


Con la renuncia de Biden y el apoyo de este a la posible candidatura presidencial a la actual vicepresidenta Kamala Harris, la clase trabajadora en EE. UU. se enfrenta a la realidad de una democracia que, disfrazada de bipartidismo, ofrece solo dos opciones que representan al capital. La necesidad de explorar la creación de espacios políticos independientes del bipartidismo capitalista se vuelve urgente, ya que ambos partidos parecen priorizar sus propios intereses sobre los de los trabajadores.




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